El Keewaydin, es un ketch de 110 piés (33,5 metros) construido por el prestigioso astillero Palmer&Johnson y, al inicio de la travesía, lo tripulan 7 personas:
Jim (the Captain),
Sagar (first Mate o primer oficial),
David (the Teacher),
Maider (the Bosun o la contramaestre),
Manu (the Cook),
Ana (the photograph) y
Maria (the Deckgirl).
Después de un primer intento de salida habiendo recorrido
100 millas hacia el canal de Providence, en Bahamas, con viento y oleaje de
proa (entre 20 y 30 nudos), se decide hacer retirada y retroceder en esta
penosa primera arrancada, tras embarcar grandes cantidades de agua por la proa.
Siempre he oído que para una travesía oceánica el barco
“debería” ser completamente estanco. Además evidenció la falta de conocimientos
de la estanqueidad y achique del buque e incluso de compenetración entre la
tripulación. Todo esto, unido a la
persistencia en mantener una velocidad no adecuada a las circunstancias
reinantes y no queriendo aventurarse a prescindir de las reglas establecidas
por los tácticos de tierra firme, las primeras 24 horas son tomadas como entrenamiento
y se decide volver a los lujos terrenales ofrecidos por la estupenda Marina
Rybovich, en West Palm Beach.
Marina Rybovich (también llamada "Robarich")
West Palm Beach (Florida)
Tras la espera de reiniciar la singladura con una
previsión favorable para el poderoso Caterpillar de abordo (400 CV), largamos
amarras de nuevo tras unos días de arduo trabajo en los que no faltan horas
dedicadas al ocio y descanso de la tripulación.
Cruzamos imperturbables de nuevo, esa fuerte y
poderosa corriente del Golfo (frente a Florida tiene rumbo N y una intensidad
de unos 3 nudos) para adentrarnos en Providence Channel. De nuevo con viento y
mar de proa pero de menor intensidad (entre 15 y 25 nudos; fuerza 4/5 del E y
NE). El primer tramo tenemos el viento por amura de babor. Abrimos trinqueta y
mesana. El barco navega mejor, con menos pantocazos y buscando el abrigo de
Bahamas. Doblamos su punta SE dando rumbo a nuestra desconocida isla de
Bermudas y luchamos de nuevo proa a proa hasta que las fuerzas de la naturaleza
nos abren puertas y nos dejan pasar, no sin mecernos en una mar de aleta.
Llevábamos 3 días con viento y mar de proa. Al cuarto día el
viento empieza a rolar a estribor para situarse por la aleta. Por fin
disfrutamos de un día de calma y la vela
brilla por su ausencia. Traje de baño, crema solar y pesca.
Tras 5 días de navegación, por fin entramos entre puntas a
la maravillosa bahía de St.Georges, en Bermudas.
Bermudas son las islas del color y de los pájaros, muy planas y paradisíacas, inglesa, cara y llena de arrecifes.
Su clima, su vegetación y su gente nos ha maravillado y María, nuestra querida
Dramamine, que se ha tomado pastillas antimareo desde que salimos de Florida,
se vuelve en avión.
Propera parada: Horta en la isla de Faial (Açores).